El francés Sargent pensó que podría equilibrar más regularmente esta curiosa máquina y construyó las dos. ruedas iguales; pero al inglés Starley , se le atribuye el mérit
o de haberla hecho más veloz, más liviana y menos’’ embarazosa, fijando los pedales el el centro y sobre un cuadro rígido.

La transmisión del movimiento a la rueda trasera se obtuvo utilizando la cadena inventada por el suizo Renold,
que se había establecido en Inglaterra. Así apareció, en 1886, una
máquina aún imperfecta, pero más práctica que estaba provista de una
gran rueda emplazada por encima de los pedales y de otra mas pequeña,
sobre la rueda trasera.
Estas
dos ruedas dentadas, corona y piñón, de diámetro diferente tenían por
misión multiplicar, con ayuda de la cadena transmisora del movimiento,
el número de vueltas y, por consiguiente, la energía ejercida sobre los
pedales.
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